jueves, 30 de abril de 2015

Justicia

La justicia, ordena el querer y el obrar humanos en relación con el prójimo sea Dios, la naturaleza u otra persona. El ser humano bueno es justo; la realización de la justicia es cometido de todo ser humano. Ni el lucero de la mañana ni el del anochecer se pueden comparar a la persona justa en belleza.


Únicamente el ser humano que se esfuerza por ser justo, por dar a cada uno lo suyo, experimenta en sí mismo la total insuficiencia, a la que, no obstante, intenta superar. Al intentar hacer justicia en sus actos cotidianos tiene clara consciencia de que jamás llegará a hacer lo que en rigor está obligado a hacer. Advierte que, si no quiere faltar a su deber, debe estar preparado para dar no solamente lo que debe, sino también, estrictamente hablando, lo que no está obligado a dar. Es la persona justa, y en mayor medida cuanto mayor es la lucidez con que se experimenta la consciencia de este hecho, la única que es capaz de estar dispuesta a dar lo que no debe; sólo ella accede de buen grado a entregar lo que nadie podría forzarle a dar. El dar aun lo que no se debe es una necesidad que la persona justa ha de tener sobre todo en cuenta, dado que en este mundo la injusticia es una manifestación cotidiana.

Humildad

La humildad es requisito indispensable del verdadero aprendiz, del verdadero discípulo, pues mucha de la disciplina de éste deberá estar basada en la conciencia de lo limitado de su conocimiento para precisamente, en razón de esta carencia, buscar activamente llenarse de él, ya sea a través de los maestros, del impulso a la meditación, del diálogo con sus semejantes o de la investigación personal. La mente humilde es receptiva por naturaleza y por lo mismo es la que mejor está dispuesta a escuchar y a aprender. En el caso opuesto está la mente arrogante que por saber mucho de algún tema se cree capaz de discernir asuntos sobre los cuales no conoce ni los principios más básicos, creyendo estar preparada para emitir juicios válidos sobre cosas de las que no tiene ni la más remota idea. En esta carencia de reconocimiento de los límites de su conocimiento, el arrogante construye su ilusión de ser más importante que los demás. Habitualmente el arrogante incurre en la crítica destructiva que sólo puede conducir al territorio de las hostilidades, pero que no ayuda a nadie.

El verdadero humilde considera siempre que las experiencias de la vida son posibilidades abiertas para aprender cada vez más. En su comprensión considera que el camino de la sabiduría es casi infinito, por lo cual, no corresponde en ninguna etapa de nuestro desenvolvimiento presumir de sabios o eruditos. La humildad como conciencia de nuestra falibilidad esencial nos hace más fácil la tarea de reconocer nuestros errores, fundamento de nuestros ulteriores perfeccionamientos. Mientras el soberbio pierde su tiempo criticando o intentando impresionar a los demás, el humilde sigue rectilíneo su camino de progresión espiritual, sin temer recurrir a la ayuda o a la orientación de quienes están más avanzados en el sendero.
Ser humilde es permitir que cada experiencia te enseñe algo y desde ahí, desaparecen miedos y sufrimientos.

Lealtad

La lealtad es una virtud que desarrolla nuestra conciencia. Ella nos conduce profundamente hacia una situación, a través de ésta, y hacia la salida del otro lado, emergiendo como una persona más evolucionada.
La lealtad es un corresponder, una obligación que se tiene con los demás. Es un compromiso a defender lo que creemos y en quien creemos. La lealtad es un valor, pues quien es traidor se queda solo. Cuando somos leales, logramos llevar la amistad y cualquier otra relación a su etapa más profunda. Todos podemos tener un amigo superficial, o trabajar en un lugar simplemente porque nos pagan. Sin embargo la lealtad implica un compromiso que va más hondo: es el estar con un amigo en las buenas y en las malas, es el trabajar no solo porque nos pagan, sino porque tenemos un compromiso más profundo con la empresa en donde trabajamos, y con la sociedad misma.
La lealtad es una llave que nos permite tener auténtico éxito cuando nos relacionamos. La lealtad es un valor que no es fácil de encontrar. Es, por supuesto, más común aquella persona que al saber que puede obtener algo de nosotros se nos acerque y cuando dejamos de serle útil nos abandona sin más. Es frecuente saber que alguien frecuenta un grupo contrario porque le da más beneficios. Y lo que acaba ocurriendo es que nadie confía en ese tipo de personas.
La lealtad es esencial en la amistad. Los conocidos se hacen amigos a través de la lealtad mutua. La lealtad es un esencial en la amistad que se ha desarrollado en el compromiso de corazones entre dos personas. En una relación de corazón a corazón la lealtad desarrolla la confianza mutua.
Es nuestro deber el ser leal a aquellos que dependen de nosotros: familia, amigos, nuestros empleados o nuestro empleador. La lealtad es amor bondadoso en acción. La lealtad es potenciada por la energía que viene hacia nuestro cuerpo al cuidar nuestras actitudes y pensamientos. La lealtad desarrolla nuestra alma en conciencia, transformándonos en la creación más hermosa posible de un ser humano.
Como vemos, la lealtad se relaciona estrechamente con otras virtudes como la amistad, el respeto, la responsabilidad y la honestidad entre otras.
Podemos ver como actitudes desleales:
  • Las críticas que se hacen de las personas, haciendo hincapié en sus defectos, lo limitado de sus cualidades o lo mal que hacen su trabajo.
  • Divulgar las confidencias que se nos han hecho.
  • Quejarnos del modo de ser de alguien y no ayudarlo para que se supere.
  • Dejar una amistad por razones injustificadas y de poca trascendencia.
  • El poco esfuerzo que se pone al hacer un trabajo o terminarlo.
  • Cobrar más del precio pactado.
No basta contradecir las actitudes desleales para ser leal, es necesario detenernos a considerar algunos puntos:
  • En toda relación se adquiere un deber respecto a las personas. Como la confianza y el respeto que debe de haber entre padres e hijos, la empresa con los empleados, entre los amigos, los alumnos hacia su escuela...
  • Se deben buscar y conocer las virtudes permanentes para cualquier situación, de otra forma se es “leal” mientras se comparten las mismas ideas.
  • La lealtad no es una consecuencia de un sentimiento afectivo, es el resultado del discernimiento para elegir lo que es correcto.
  • Si se coloca como valor fundamental el alcance de objetivos, se pierde el sentido de cooperación. La persona que participa en una actividad sólo por el éxito que se tiene, fácilmente abandona la empresa porque las cosas no salen bien o simplemente deja de obtener los beneficios a que estaba acostumbrado.
  • Lo importante es vivir las virtudes por lo que representan, no por las personas que en algún momento dictan una norma.


Tolerancia


La tolerancia, es un valor moral que implica el respeto íntegro hacia el otro, hacia sus ideas, prácticas o creencias, independientemente de que choquen o sean diferentes de las nuestras.
En este sentido, la tolerancia es también el reconocimiento de las diferencias inherentes a la naturaleza humana, a la diversidad de las culturas, las religiones o las maneras de ser o de actuar.
Por ello, la tolerancia es una actitud fundamental para la vida en sociedad. Una persona tolerante puede aceptar opiniones o comportamientos diferentes a los establecidos por su entorno social o por sus principios morales. Este tipo de tolerancia se llama tolerancia social.
Por su parte, la tolerancia hacia quienes profesan de manera pública creencias o religiones distintas a la nuestra, o a la establecida oficialmente, se conoce como tolerancia de culto, y está estipulada como tal por la ley.
Aprendiendo a ser tolerante:
El ejemplo de los padres es la mejor herramienta que pueden utilizar para inculcar valores en la educación de los hijos. La tolerancia es un valor importante para el buen desarrollo de las relaciones sociales del niño. El niño puede aprender a ser tolerante:
- Cuando sus padres también lo sean.
- A través de cuentos e historias.
- Por las actividades que desarrolla.
- A través de los juegos.
- En la convivencia con los demás niños.
- Aprendiendo a respetar las diferencias.
- Conociendo diferentes culturas.
- A través de los viajes en familia.
- Conociendo los beneficios de la conciliación, de la paz.
Compartiendo, sin pelear.
- Aprendiendo a no burlarse de los demás.

Puntualidad

La puntualidad varía de acuerdo a la cultura y el contexto. En cambio, las culturas orientales consideran que cualquier impuntualidad es una falta de respeto.
Llegar tarde a reuniones y eventos te hace sentir estresado y le deja a las demás personas una mala impresión. Seguramente quieres llegar a tiempo, pero la puntualidad no es un atributo natural de la mayoría de personas. Lo bueno es que puedes entrenarte para llegar a tiempo siempre, cambiando tus hábitos y la forma en la que la observas la puntualidad. 


Consejos
    1. Ten en cuenta este viejo dicho militar: ¡si no llegas 5 minutos temprano, llegas 10 minutos tarde!
    2. Los niños son expertos para retrasar a los padres. Sigue todos los consejos listados anteriormente, no solo para ti sino también para tus hijos. Alista su ropa (incluyendo abrigos y guantes), asegúrate de que se bañen temprano, etc. Asegúrate de guardar sus libros y tareas en su maletín la noche anterior y luego ubícalos junto a la puerta. Firma cualquier documento que manden de la escuela. Si tienes un niño muy pequeño, asegúrate de surtir la bolsa de pañales. Aunque si tus niños ya están grandes, no deberían necesitar ayuda.
    3. Algo rápido para recordar: "Si vas 5 minutos temprano, llegas a tiempo. Si vas a tiempo, llegas tarde. Y si vas tarde, entonces tienes que justificar tu retraso."
    4. Si llevas el almuerzo al trabajo, empácalo la noche anterior.

miércoles, 29 de abril de 2015

Amor

El amor es el sentimiento más importante de los seres humanos. El amor es comprender, servir, dar, compartir, querer, respetar y convivir. A través del amor podemos compartir cosas buenas y malas con lo que nos rodean. No sólo sentimos amor por nuestros padres, sino también por nosotros mismos, por nuestros semejantes y por el medio ambiente que nos rodea. En nuestra familia, gracias al amor, participamos de las alegrías y fracasos, del mismo modo como lo haríamos con un amigo... cuando nos sentimos apreciados, respetados y comprendidos, mejoramos la convivencia y fomentamos el espíritu.


  • Los valores del amor
  •  La amistad es una fuente del amor. La amistad es un afecto personal compartido con otra persona que día a día se fortalece con el amor.
  • La ayuda es un impulso por cuidar, socorrer a los demás y lograr lo mejor para todos.
  • La familia es amor. La familia es un grupo de personas emparentadas entre si y que viven juntos en una misma casa y sus miembros son el padre, la madre, el o los hijos,...
  • Cupido es el dios del amor. Cupido es un bebe que tira flechas de amor con un arco a las personas para que se enamoren.
  • El poema es una carta de amor en la que se expresan los sentimientos de una persona hacia otra. El poema está escrito normalmente en verso.
  • El matrimonio es una forma de expresar el amor entre dos personas, o también, uniéndose y viviendo juntos.

Solidaridad


La solidaridad muestra la ayuda altruista, generosa y desinteresada que surge del corazón a partir de la máxima que afirma que “hay que dar sin esperar nada a cambio” porque aquel que da lo mejor de sí mismo al otro descubre que ya recibe el mayor premio y la mejor recompensa: el bien es un tesoro que aporta una inmensa satisfacción personal tanto aquel que da como a aquel que lo recibe.
La solidaridad debe reflejarse en un compromiso con el otro, con su dignidad, su libertad y su bienestar, especialmente por lo que respecta a los más necesitados.